martes, 20 de octubre de 2015

El cartero (y Pablo Neruda) / Meet Joe Black / Smic, Smac, Smoc / Y música de Vangelis, Piovani, Delerue, Francis Lai, Roque Baños, Chaplin, Mancini, y más.

Siempre hay un cuadro y una escena en la magia de nuestra fantasía.
Ponemos formas y colores, pero también la nostalgia de los recuerdos;

aquellos que imaginamos haber vivido allí, entre aquel bullicio,
entre aquellas luces y quizá, en aquel asombroso y lejano lugar.
(La pintura es "April in Paris", de Jeff Rowland)
"Dame un pincel
y te daré formas y colores;
dame un violín
y endulzaré tu vida de mil sones".
(Rusty Andecor)

"La música nos abre las puertas
del teatro de la imaginación.
Nos inspira con la fantasía de su magia,
combinando nuestros recuerdos
con el juego de la ilusión"
(Rusty Andecor)

"Dame un recuerdo y un llanto,
deja que vea tu sonrisa
y una mirada de amor.
Yo pintaré con colores,
haré que suene la música
y sientas de nuevo tu ardor"
(Rusty Andecor)

¿Quién -alguna vez- no ha estado convencido de que aquella imagen,
su rostro, no era o se parecía a la del personaje que teníamos en
las escenas de nuestro recuerdo? Tal vez lo identificamos, de forma
caprichosa, desde nuestra fantasía. A veces, es la música la que
mejor nos ayuda a identificar ese personaje, quizá innombrable.
(Es el retrato parecido al de Lara, el que personificaba Julie
Christie; quizá era ella misma, y quizá era... también ella)
Cuando escribí la crónica literario-musical del Volumen 5, con el que ahora continuamos, comenzaba haciendo alusión a una cita de Leonard Bernstein que decía "La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido", para luego añadir "No escuchéis sólo la música, soñad con ella, con la intención de sus notas y cadencias, y con la recreación de la fantasía que dibujó alguna vez el universo de nuestras ilusiones". Y estoy convencido que esa es la clave: Hay que soñar con la música, hay que recrearse en las escenas de nuestro "visor de antigüedades", porque hay que dibujar el escenario de nuestras ilusiones.

"Las puertas de la imaginación", a veces, están en
la inmensidad de ese océano que encontramos en
los sueños. Como cuando buscamos e intentamos
encontrar la esperanza de la inocencia y la ingenuidad
en esa "Niña del mar", que es el personaje de nuestra
fantasía, el que nos sugiere como el último que puede
acabar con la "tristeza, la angustia y la tragedia" de
nuestra vida. (Pintura impresionista Sally Swatland) 
Fue el tema de amor de la banda sonora de "Doctor Zhivago", el titulado "Lara´s Theme", el que me hizo ver, detrás del mensaje de su música, aquel personaje oculto que intentaba identificar (con palabras de la citas de Bernstein) como el personaje "innombrable" de la historia de esta obra. Su imagen, la del personaje de Lara, se insertaba en aquella crónica de hace ahora un año. Pero la verdadera imagen, quizá, siempre está sujeta al capricho de la fantasía del autor.

Por tanto, es éste el "Volumen 5," en el que voy a seguir describiendo la música desde su playlist y de parte de aquel libreto que la contenía. Intentaré desgranar esa fantasía dibujada en las escenas que se ocultan tras la música. Y comenzaré por un tema precisamente fantástico, porque fantasía fue lo que pretendió Vangelis con su partitura "Le petite fille de la mer"para un documental dedicado al mundo de los animales que se realizó en 1972 con el nombre de "L´Apocalipse des Animaux". La música se ha incluido en las bandas sonoras de algunas producciones para el cine, aunque adaptando su música y con otra orquestación. El tema forma parte de un álbum de música electrónica editado en 1973 y que se incluye también en otro grabado en 2005 y que lleva como título "Conquest of Paradise". Hay que decir que la composición añade un ambiente de tristeza, tragedia y angustia, que para el contexto temporal del momento en que edité el álbum envolvió el color de aquella música. Pero "Le petite fille de la mer", es también otra versión, tal vez aún, más electrónica y más fría, que Vangelis versionó para su reciente álbum "Synthesizer". En definitiva, el tema hace un guiño, además, al "apocalipsis de la humanidad", cuyos principios y valores vemos cómo se van degradando, de ahí también esa "tristeza, angustia y tragedia" que antes mencionábamos en el contexto del libreto.
  
Escena de amor de "Cinema Paradiso", que transcurre en el ámbito
de la ensoñación del protagonista de la película.
El "Love Theme" de la BSO de "Cinema Paradiso", de Ennio Morricone, film al que ya hicimos referencia anteriormente, es la evocación del tema ya conocido e incluido en el cuarto volumen, pero descrito con un perfil más sensible, más... emotivo, y con más ternura en esos colores que transmite. Es el recuerdo de ese mismo guiño que ya representaba el tema, aunque quizá localizándose en un tiempo en que alguien "noble y fiel" surgió y acudió a socorrer a un corazón roto. El solo de violín del tema es de Itzhak Perlman, al que también podemos ver con la Orquesta de la Ciudad de Praga, en esta versión original del sublime "Love Theme"(Clic en los dos títulos)

Nadie como John  Lennon, un legendario paladín
del amor y de la paz que decía que el amanecer
es un espectáculo tan hermoso que nadie se
preocupa en despertarse para verlo, porque
está demasiado sumido en la oscuridad de su
propia noche. En ese escenario de nuestra
ilusión podemos imaginarnos a Lennon con
su acordeón sonriendo a las calles del
viejo mundo; un mundo que acabó con él.
En cuanto a los dos temas que siguieron en el playlist del álbum fue su animosidad, su entusiasmo por la vida, lo que cambiaría el estilo melancólico con que se había iniciado la música en principio seleccionada. El film al que pertenecen es "Les ripoux" ("Los locos defensores de la ley"), comedia francesa protagonizada por Philippe Noiret y con banda sonora de Francis Lai. Escuchando el primero de ellos, "Ripoux contre Ripoux", (clic), recuperamos el texto en que describimos el tema en aquella lejana crónica de hace ya diez años. Se trataba del mensaje "si escuchas atentamente el compás y el ritmo de este tema, perfumado con ese sonido de acordeón que tu conoces, encontrarás una especie de caminar continuo e incansable, y que representa el vaivén agitado y sacrificado de toda una vida".

El tema "Les Ripoux" (clic), con el mismo esquema rítmico e instrumental, nos describe la frescura gratificante con que nos sugería entonces aquel mensaje del libreto: "Es un retrato de esa parte de tu vida, la más tranquila y pacífica en la que tratas de animar tus escenarios con aquella impresionante sonrisa y con la que ya atravesabas todo un largo camino". En definitiva, trataba de describir "la frescura y la gracia con que puede gratificarse esa vida tan plena que todos tenemos, aunque estresante y sufrida". El saxofón se encarga de dibujar el tema haciendo guiños musicales con el acordeón, tal vez para buscar los mejores instantes de aquel París de sus sueños.
  
Es la melodía que nos envuelve, la que nos lleva a un ambiente,
quizá recogido y taciturno, pero de paz y reconciliación.
El "Grand Hotel Valse", de Nicola Piovani, de la BSO de "La vida es bella", el film de Benigni, me hace regresar a la sugerencia del mismo vals de la banda sonora que ya incluí en el volumen anterior, aunque éste, expresado con una vehemencia mucho más exuberante y festiva, quizá porque representa ahora esa parte de aquel mensaje del libreto que escribí entonces: "hay momentos en la vida en que un vals parece cantar la explosión de las emociones más felices, las que luego no se olvidan nunca". (Clic en el título).

El tema "Romanza Quartiere", de Ennio Morricone, es una pieza que forma parte de sus composiciones clásica. La melodía con la que el violín nos envuelve y nos rodea, en un ambiente de tristeza y recogimiento, pero de paz, al mismo tiempo es la descripción de ese dolor sufrido, pero resignado.
  
Hay valses que se bailan bajo la lluvia de toda clase de aconteceres,
afortunados pero también adversos. No hace falta cobijarse bajo
el paraguas que nos ofrecen, porque, a veces, es mejor mojarse con
esas gotas de sonrisa y de ilusiones que nos caen sobre el rostro.
"El Postino", compuesto e interpretado por Luis Bacalov, de la BSO de "El Cartero (y Pablo Neruda", producción italiana de 1994, dirigida por Michael Radford y protagonizada por Philippe Noiret, es un "tema a piano, violino e fisarmonica". Los tres instrumentos dialogan en su lenguaje musical, tratando de reconfortar el personaje que sufre y de poner un poco de esperanza en medio de su dolor y desconsuelo, recién padecido. (Clic en el título).

"La Valse du mariages", de Francis Lai, de la BSO "Le passsager de la pluie" es un brindis musical que describe una escena animada y gozosa. Pero el tema expresa también la rutina cotidiana, bajo una "lluvia" de vicisitudes y de contrariedades, creando una cuadro de diversos colores, lleno de sonrisas, ilusiones y de sueños. (Clic en el título).
  
Es el escenario mágico y fantástico con el que necesitamos jugar,
a veces, en el viaje hasta nuestros sueños.
"Le passager de la pluie" ("El pasajero de la lluvia") es una producción francesa de 1970 dirigid por René Clément y protagonizada por Charles Bronson y Marléne Jobert.

"Tendre Poulet", de Georges Delerue, de la BSO de "Mi querida comisario", es un viaje a los sueños desde la ilusión de este otro vals que, comienza muy suave y como un arrullo, al ritmo del acordeón y los violines, el personaje del relato musical baila con su cómplice, en aquel cuento que transcurre entre aquel lejano ambiente del nostálgico París, la magia del escenario y la fantasía de la "Dama del Sena". Es una película francesa de 1978, dirigida por Philippe de Broca y protagonizada por Annie Girardot y Philippe Noiret. (Clic en el título).  

Es una estampa enmarcada en la que vemos a tres personajes de
ese cuento musical. Ellas hacen sonar el cello, el violín y el piano e
interpretan ese vals de Chaplin, participando también en la suite
de Roque Baños del film "13 rosas"
El tema "Ambassador Retires", de Charlie Chaplin, de la BSO "La Condesa de Hong Kong", en una versión adaptada por Thomas Beckmann, es un homenaje a la gracia pizpireta y al semblante risueño de una niña muy al estilo, tal vez, de alguno de los personajes cercanos a Charlot. Es un vals que, interpretado por el cello, el violín y el piano de tres jóvenes, adornan el marco del cuento encubierto en el libreto, y que recompone la tristeza de uno de sus personajes. (Clic en el título)

El film "13 rosas", de Martínez-Lázaro, producción española de 2007, nos ofrece una excelente música del compositor Roque Baños, que como patrimonio nacional en la música de cine, ponemos de ejemplo en esta obra. Se trata de una selección de tres de sus mejores temas de esa banda sonora. En el contexto del teatro imaginativo de mi libreto, los temas "Adelina" / "Regalo de cumpleaños" / "Entierro de Ángeles", se suceden en el vídeo musical (clic en el título) las tres distintas escenas y que parecen mostrarnos una pintura delicada y sutil, en la que vemos los colores de algunas de las emociones disfrutadas y sufridas por uno de los personajes del relato, en equilibrio con la serena paz de su alma. Es el primer tema en el que escuchamos el pasaje de violín que termina envuelto con el resto de la cuerda y la orquesta. En ese escenario en el que he dejado sugerir la visión de una pintura sutil y vaporosa, quizá la descripción, más que de "Adelina", de aquel otro personaje del libreto llamado Sophie.
  
A la composición de quienes interpretan la bella música de esta
despedida (a Sophie), además de "la niña del vestido azul" que,
ahora triste (o quizá... desencantada), no quiere mostrar su
rostro lloroso, es también un viejo músico que no puede ocultar
su expresión de dolor ni la melancolía con que interpreta esa
melodía con la que se despide de su fiel amiga.
En el segundo tema, y en ese mismo contexto del relato que se dejaba entrever en el libreto, vemos cómo uno de los personajes ofrece un regalo a la heroína de su cuento. Las bellas notas del piano, dibujan la escena. Finalmente, el tercer tema es una breve pero bella pieza musical que representa una despedida. Quizá fue, desde ese difuminado o encubierto personaje del libreto, "la despedida a Sophie, cuando supo que había muerto, allá tan lejos, y no pudo asistir a su entierro". La belleza de la tristeza que surge en esas notas tocadas al piano, tan melancólicas y sugerentes, como esa conmovedora melodía con le sigue el clarinete y el dulce y hermoso acompañamiento de la cuerda, nos hace sumergir en una bella historia, en la que alguien amó a una persona hasta más allá de la vida, y que termina con la despedida que hace este cortejo de músicos y del mismo cronista del libreto.
  
De la misma BSO de "Cinema Paradiso", de Ennio Morricone, incluimos también el tema "Maturitá(clic en el título), porque en ese contexto de "la recreación de la fantasía que dibujó una vez el universo de nuestras ilusiones", pienso que "es una música que abre las puertas de nuestra imaginación" y nos inspira a poner magia en los colores de nuestros recuerdos. Es posible que el tono de la melodía nos infunda cierta tristeza, si evocamos aquellos recuerdos de tiempos felices, pues tal vez, entre ellos, se describe también un sueño perdido y quizá una maravillosa desilusión.
  
Es la visión de una divertida pero leal amistad, que comparten los
cinco en un viaje, poniendo todo lo que tienen, ademas de su gracia y
su ingenio. Son Smic, Smoc, Smoc, la novia y el acordeonista. 
El tema "Smic, Smac, Smoc", de Francis Lai y BSO de "Cuatro hombres y una mujer" (clic en el título), producción francesa de 1971 y dirigida por Claude Lelouch, y como se dice al principio de la película, es la visión de una amistad anecdótica, casi vodevilesca, a través del prisma de la confianza, de la ingenuidad, de la lealtad y del humor con el que hay que tomarse la vida en situaciones atrevidas o arriesgadas. Habría que ver la divertida y deliciosa película para entender su mensaje. Tres amigos, "Smic, Smac y Smoc" que deciden reír a la vida cuando dos de ellos, Smic, Smoc y un acordeonista que encuentran, acompañan en su viaje de novios a Smoc y a la novia. (clic en el segundo título para ver su ingenio musical para salir del último de sus apuros). El primer vídeo, el que recoge la banda sonora, es también otra visión de la vida, en esta ocasión a través de una selección de escenas que recogen las pinturas de Brent Linch, editadas sobre la música del film.
  
Una historia de amistad y el empeño de disfrutar de la maravillosa
vida, al son del acordeón del ciego, fue la que pintaron estos "tres
amigos y la novia" en un escenario de esperanza y de ilusión.
Y ya que hablamos de historias de la vida y de cómo las escenifica la melodía de un acordeón, y aludiendo a ese primer poema, con el que abríamos este post, yo diría: "Dame una historia, una voluntad, un empeño; yo pintaré los colores de aquel sueño. Haz sonar la música en tu acordeón; yo describiré el escenario con su canción". Y es que este epílogo, a ritmo de la música del acordeón, con aquel aire tan refrescante, cuenta el viaje de... aquellos personajes del libreto, que con el tiempo, convirtieron los colores de su sueño... hasta dibujar una imagen de... amistad y pasión.
El destino nos hechiza con la casualidad de los encuentros y el azar
de las situaciones y momentos. La "cita a ciegas" nos la ofrece ese
destino para nuestra felicidad o nuestra desdicha, pero el ser
humano busca siempre en esa "cita" poder compartir con alguien
su grata complicidad con la seducción de una sonrisa.

"Simply meant to be", de Henry Mancini y perteneciente a la BSO del film "Cita a ciegas (Blind Date), dirigida en 1987 por Blake Edwards y protagonizada por Kim Basinger y Bruce Willis, es un tema que he dejado para el final, y precisamente, para invitar a una reflexión. Y es que, no solo el título de la película, sino la misma música, la melodía que interpretaba esa guitarra acústica, el título y su música, me hicieron pensar que también "la vida es como una cita a ciegas, en el devenir de sus encuentros, en el azar de sus cruces, entre las personas, y en el capricho de sus instantes y situaciones. A veces, no se puede eludir el destino, buscando premeditadamente o eligiendo con la evidencia de lo que ves y de lo que te ofrecen, la mejor opción. A veces, la felicidad está... en la cita a ciegas que la vida te muestra y, a veces, es esa "cita a ciegas" la que te regala la desdicha... en tu sino". El tema lo encontré y lo elegí, casualmente, como tributo a cualquiera de esas historias humanas (quizá como la de Smic, Smac, Smoc) que se inician y se construyen, fruto del azar de un encuentro y... de un par de sonrisas; tal vez, como casi todas. (Clic en el título).

En mi auto-homenaje por intentar supervivir a un "incierto" tiempo
maravilloso, soy consciente de que he de erigirme en guía de mi propio
destino, sin eludir cuantas dificultades he de salvar (ahí presentes
sobre la mesa), pero mirando, siempre con una sonrisa de confianza,
frente a quien ha de compartir mi viaje. (Foto Robert Doisneau)
Sin embargo, y ya para la conclusión de ese final a que antes me refería, nada mejor, para este "quinto volumen", que enmarcar en él un tema con el que ponía broche de oro en aquel ya lejano 2008, y con aquel cd recopilatorio que regalé a "mis amigos". Recuerdo muy bien a primeros de diciembre, aquellos días en que me sentí encantado de ofrecer un playlist de música de cine, muy especial, a mis viejos compañeros de viaje. Por eso, y porque fue un tiempo en que, después de todo, comencé a pensar que el mundo era maravilloso, es ahora la razón de elegir este "What a Wonderful World", (clic título), no solo para el final de esta parte de mi álbum literario-musical, sino también para el final de un libro que estoy intentando tener listo para otro "inicio de diciembre", esta vez después de siete años de aquel ya lejano momento. No sé... quizá es un homenaje a un tiempo... maravilloso, a unos amigos maravillosos, o quizá es también un auto-homenaje, porque... me veo correr, también yo, tras ese tiempo que aún me parece maravilloso y temo quedarme atrás, fuera del resplandor que me ofrece ese reloj "dorado y jubiloso", que es el que me marca el transcurso de esta etapa también "dorada y jubilosa", siempre compatible con el recuerdo de los buenos los momentos pasados.
"El mundo podría derretirse si un glacial lo envolviera, tras su
explosión. Pero el mundo se derretiría de sus rencores y odio,
de su mugre y su insidia, de su mentira y desolación, si todos
compartiéramos la decencia del amor, tal y como sugiere el
resplandor de un beso honesto, aunque también apasionado".
(Rusty Andecor) La foto es de Doisneau, que retrataba así la
autenticidad e incluso la desnudez, de las relaciones humanas.

"What a Wonderful World", basado en una canción de jazz de Bob Thiele y George David Weiss, escrita en 1967 para Louis Ärmstrong, es un tema adaptado por Thomas Newman para el film "Meet Joe Black" (¿Conoces a Joe Black?), producción norteamericana de 1998 dirigida por Martin Brest y protagonizada por Brad Pitt y Anthony Hopkins, un fracaso comercial, a mi juicio inexplicable. Puede que fuera demasiado presuntuosa, pero a mi me encantó, especialmente la forma en que la muerte queda "seducida" (de alguna forma) por la ternura y la fascinación de las historias humanas, tema éste que he dejado sugerido en los últimos tres temas. (Y sobre la frustración comercial del film a que antes me refería, quizá el espectador de escasa imaginación solo entendió que "la muerte vino a ligar a la Tierra" y no era eso, pues había mucho de interpretación metafórica).
  
Soñamos con esa apoteosis complaciente que debería coronar nuestra
etapa "jubilosa". Soñamos con la esperanza que nos sugiere, desde
el final de ese tema musical, y de forma simbólica, la luz y el
sonido de esos fuegos artificiales y el aplauso clamoroso de
quienes son nuestros espectadores. (La foto, una escena del film)
"What a Wonderful World"" (clic) es una apoteosis musical, muy sugerente, con toda la intensidad emotiva de esas notas sutiles y elocuente que se escuchan en un fragmento al final del tema, interpretadas al piano, como una conclusión del álbum, y que culminan con una explosión de sonidos pirotécnicos, y -en el último instante- con el aplauso clamoroso, no sólo de aquellos espectadores de la fiesta escenificada en la película, sino de "todos nosotros", los que fuimos "los amigos con alma sensible" ...y algunos más, que fascinados y complacidos, exclamamos ¡qué mundo tan maravilloso". 

Ese arco iris, como símbolo de la esperanza, lo llevamos en el rostro
de quienes vemos cada día. Nada mejor que acercarnos a ellos, todo
cuanto podamos, siempre bajo la luz de la ilusión y bajo los colores
ocre de esos árboles, para así compartir esa esperanza. (La pintura
es "Un momento robado", de Jeff Rowland). Y es ese maravilloso
otoño del cuadro, para mí, el que está robando un momento feliz
a los amantes que cobija su escena tan maravillosamente pintada.
"Los colores del arco iris,
tan bellos en el cielo,
también están en el rostro
de las gentes que vemos,
y en los amigos que se dan la mano,
¡qué tal estás! -dicen
y me digo a mi mismo:
¡qué mundo tan maravilloso!"
  
(De la letra de la canción de la canción de Thiele y Weiss)

Greta Garbo dijo: "La vida sería tan maravillosa si tan sólo supiéramos qué hacer con ella".

Por eso, yo pienso que "La vida es maravillosa si la sabemos vivir y somos capaces de compartir una sonrisa y el arco iris de la esperanza y de nuestra ilusión, pero siempre con los demás".
  
Ángel González "Rusty Andecor"


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