viernes, 4 de marzo de 2016

"Affair to Remember" / "Ghost" / "La colina del adiós" / "Schindler´s List" / Y música de John Barry, Yuhki Kuramoto, Max Marino, "Café Musique", "Berliner Salonenseble" y "Jeff Conway String"

Siempre he pensado que no hay nada mejor para esa
última etapa del viaje que llevar la mejor compañía,
quizá esa reconciliación que casi todos deseamos en
nuestro corazón. Es lo que podemos guardar en ese
equipaje, en común con quien nos ha de reconfortar.
Sin olvidar un hueco suficiente para llevar hacia
ese infinito y a su eternidad... ESA BELLA MÚSICA
"Durante nuestra vida,
hacemos un corto o largo viaje,
a un destino... quizá desconocido;
jóvenes y adultos, sin equipaje o con él,
esperanzados, o con las ilusiones perdidas.
Pero cuando pensamos que nuestro viaje ya termina,
echamos de menos todo lo que quedamos atrás:
los recuerdos, las personas que no queremos perder,
el mundo material que tanto nos gratifica.
  
Y también algo, muy especial, que une nuestros recuerdos
y que desearíamos llevar en nuestro equipaje de mano, pero que luego lo guardamos con cuidado en el corazón.
  
ES LA MÚSICA.
Y no hace falta que carguemos con toda ella.
Solo necesitamos llevar la que nos une a esos recuerdos.
  
Es... LA MÚSICA MÁS HERMOSA DEL MUNDO".

Pues de música para evocar el viaje de nuestra vida y de recuerdos, y aún para crear, en esa etapa que nos queda por recorrer, es la que he querido poner en la introducción de esta crónica y su libreto musical, y en la que seguiré después con las referencias musicales que más me sugieren y que mejor me inspiran en este nuevo álbum de sentimientos sonoros.

No olvidemos que durante ese viaje puede que tengamos que hacer
algún transbordo y que no debemos equivocar nuestro convoy, con
el que reanudaremos el viaje, ni olvidar recoger los recuerdos.
Y es un tema con el que inicio un volumen, el número 15, todavía sin editar; aunque todas sus tracks están ya seleccionadas. Su título es "Affair to Remember / Unchained Melody / Love is a Many-Spledored Thigs", en un mix que interpreta el músico y director de cine Ernesto Cortázar, encadenando tres conocidas bandas sonoras que, hasta ahora, no tuve ocasión de incluir en mi obra, como tampoco pude hacer referencia a los filmes a los que pertenece. (Clic en el título y en los que aparecen debajo para reproducir la música)

"Affair to Remember" es el tema con el que el ya desaparecido Ernesto Cortázar abre este mix de música de cine. Comienza con esos "Momentos para recordar", cuya partitura de Harry Warren pertenece al magnífico film "Tú y yo" de 1957, que interpretó Cary Grant y Deborah Kerr. Su sugerencia me lleva a los recuerdos de esos momentos y de esas personas que quisiéramos llevar en nuestro invisible equipaje. "Unchained Melody", el tema de Alex North que sirvió de banda sonora para filmes como "Ghost, más allá del amor", un clásico del cine romance del 1990 que interpretó Demi Moore y Patrick Swayze. Es una música que nos describe los recuerdos que aún hemos de crear y que anticipamos en nuestra ensoñación.

Como tampoco debemos olvidar regresar a nuestro tren, cuando
bajemos de él para retomar esa escena perdida y recuperada, o
que nos faltaba y ahora encontramos, en el lugar más inesperado
de nuestro trayecto, incluso en la cantina de aquella estación.
El tercer tema se titula "Love is a Many-Splendored Thing" y es la banda sonora de la película "La colina del adiós", otro clásico del romance de 1955, dirigido por Henry King e interpretado por Jennifer Jones y William Holden. Quizá, como el mismo título es la música del adiós. Es una pequeña sinfonía de sonidos que hacen mover los sentimientos a toda una vida de escenas transcurridas, pero que no pueden quedar atrás y que hay que guardarlas en ese equipaje simbólico, en lo más profundo del alma, para llevarlas con toda su música a ese destino final. La recopilación de ese Volumen 15, que algún día publicaré en este blog, es la que reúne en cada uno de sus temas ese escenario de todo un viaje vivido.

Lo importante es continuar nuestro viaje, en nuestro tren, hacia
nuestro destino, sin permitir que nos distraiga la tentación de
apearnos de él para viajar en el lujo de ese auto, con una
compañía dudosa, que pueda llevarnos al lugar equivocado
y perdamos la feliz ocasión de llegar allí, donde nos esperan.
(Painting Richard Wheatland)
Y continuando ahora con esa parte de mi obra "La música más hermosa del mundo", del álbum que yo titulé "El epílogo" y que estaba compuesto por los volúmenes 10 y 11, me queda por citar, aún, alguno de los temas del volumen 9, al que ya se hizo referencia en un post anterior, y una gran parte de los que integran el volumen 11.

Quiero recordar, cuando edité este álbum "El epílogo", cómo hice mis referencias intencionadas a los capítulos anteriores, tanto en la música como en el libreto de sus volúmenes, y cómo algo me impedía un final feliz para cada uno de los episodios que ilustraba. Pensé entonces que "quizá la belleza del desencanto podía más que la fortuna" y luego añadí en mi reflexión que "quizá mi apego a la bohemia romántica que padece mi corazón ensoñador y mi abandono a la imaginación más extravagante, me lleva a romper mi rutina pesimista, a pesar de la intensidad nostálgica de la música que inunda toda la obra". Es entonces, continué, cuando dije que "y es lo que ha hecho "el final feliz" o, al menos, el que se deja entrever para el lector, que se puede elegir entre ese desenlace o el mensaje que lleva a la reflexión final". Lo cierto es que, como ya sugerí en otras ocasiones, "la trama y el desenlace está en la imaginación de cada uno, según el significado que le aporte la temática de las bandas sonoras, no solo por separado, sino en su conjunto".

La ensoñación de esa escena del Sena, nos lleva al cuento de un
París en invierno, alfombrado de nieve, en esa estampa de un
anochecer envuelto en la magia de colores y sonidos.
"A scene of la Seine" es una descripción musical que hace Yuhki Kuramoto, en el tema 2 del volumen 11, y que impregna la "seña evocadora de un París de cuento", al que el propio Rusty reconoce que se debe. Una estampa musical maravillosamente dedicada... "a un París latente, pero que emerge constantemente, y en el que se mezcla la ensoñación de un amor imposible, pintado con el acordeón, el violín, los cafés bohemios, la magia y la soledad de las calles y bulevares, el Sena (¡cómo no!), los lugares lejanos y exóticos, y un cuento siempre encubierto entra la prosa y los versos del libreto". (Clic en este título y en el que aparece a continuación).

Y si la magia de esa ensoñación nos lleva a esa estampa antes
dibujada en colores y sonidos, ésta, la que nos describe Kuramoto
a través de su piano, nos hace ver ese París y su Sena, azulado,
en una maravillosa soledad que nos hace devolvernos a una
reconciliación con el mundo cercano a esta etapa de nuestro
viaje y quizá reencontrarnos con nosotros mismos.
Y si la melodía del piano identifica suficientemente la escena de "La Seine" en ese maravilloso "París la belle", la cuerda del fondo orquestal que la envuelve quizá represente a "un soñador obstinado en sus recuerdos, vagando por las cercanías del Sena, envuelto en su melancolía". Como tal vez ese otro tema "París, Winder...", interpretado también por Yuhki Kuramoto e incluido en el Volumen 9, represente a un hermoso "París en invierno", con su nostalgia y su evocación, esa que nos lleva a los sueños de un Café de París en donde aún es posible representar la fantasía de nuestra vida. Recuerdo, cuando ya hace años dediqué el volumen de este disco a mis amigos, aquel pensamiento: "Debemos agradecer nuestros sueños, porque con la búsqueda del ansiado "deseo cumplido" y con el que, de fantasía, pintamos nuestro prodigioso circo o nuestro mágico café, conseguimos recuperar la ilusión perdida a causa de nuestras frustraciones y desencantos. Porque, no importa que escapemos de la cruda realidad; solo importa la calma para reconfortar nuestro espíritu, el que sigue encerrado en nuestra mente ocupada y obsesionada solo con llegar al anhelo y a la ambición de esa felicidad".

Es esa otra ensoñación que nos llega de esta pieza de Williams,
interpretada por un solo de violín y que nos lleva a refugiarnos
en la caricia del mensaje de su música y a entregarnos a esa
escena del cuento, la de la esperanza de aquel... soñador.
(Painting Anna Razumovskaya)
Contempladas así, con la sensibilidad de la música con la que hemos introducido esta crónica de sentimientos, entiendo lo que son para mí todas esas escenas descritas, sus sensaciones musicales y la sugerencia de sus recuerdos, los que me llevan a guardar, todo ello, dentro de ese equipaje del alma en esa etapa final de mi viaje y hasta ese destino desconocido, pero despreocupado y, a la vez, confiado.

En cuanto al resto de los temas, extraídos del cine y de sus bandas sonoras, el primero con el que abrimos este álbum y su libreto, es el "Theme from Schindler´s List", de John Williams y su BSO "La lista de Schindler", un film que dirige Steven Spierlberg en 1993 y que protagoniza Liam Neeson (clic en el título). De su música, la que siempre nos invade el alma, había que despojarse del sabor triste que nos trae el recuerdo del tema y de la terrible trama de la película, y buscar otro escenario a la melodía y a la ternura de las notas del violín y del resto de la cuerda. Al menos, habría que añadir, a la hermosa tristeza de ese inevitable mensaje con que nos acaricia su música, la luz de un ápice de esperanza, quizá la que busca incansablemente... el soñador del Sena. No es la versión que incluí en la pista 3 del volumen 11, sino otra que destila una pureza indescriptible y que interpreta el violín de Ann Fontanella, con el único acompañamiento de un piano como diálogo musical. En cuando la versión con esa nota maravillosamente triste y a la que antes me refería, me quedo con el "Theme from Schindler´s List" para cello, impresionante y genial interpretación de Luka Sulic, uno de los mejores cellistas del mundo. (clic en los dos títulos)

Lejos, o quizá cerca de sus recuerdos, se oye la melancolía de un
blues. Una voz rota envuelta en una música retrospectiva le hace
regresar a las escenas que tenía casi olvidadas.
(Melancolic Blues, de Nenad Mirkovich)
Recuperamos, ahora, a ese "soñador del Sena", "viajero de un París de cuento", personaje ya conocido en "La música más hermosa del mundo" y que ya nos visitó en los anteriores libretos de la obra y en parte de la música de sus álbumes. Y nada mejor que reanudar, a continuación, las piezas musicales que llevan ese toque parisino de su acordeón.

El tema "Sur les quais du vieux Paris", del acordeonista Max Marino, es el primero de ellos y es el que describe el primero de los escenarios, porque así es como llega un atisbo de esperanza, pues parece que esa luz comienza a iluminar los muelles del viejo París (es el título del tema), que es el lugar por donde nuestro soñador transcurre, sin apenas darse cuenta que el amanecer ha dejado ya las sombras fantasmales de la noche y, tal vez, sus desencantos. La melodía del acordeón le hace despertar de su sueño y decide buscar la vida y el color de la ciudad. (Clic para los dos títulos).

Es el grupo de músicos que el viajero soñador encuentra cerca del
"Café de Violettes" (Oleo de Carlos Aragón)
En "Café Accordion", interpretado por Café Musique, extraído del álbum "The Dancer", nuestro nostálgico viajero encuentra muy pronto otro escenario más real y animado. Después de volver a pasar por una de las estrechas calles de la noche anterior, ahora a plena luz del día, y al llegar a una pequeña plazuela, aparece ante él un pequeño grupo de músicos; un acordeón, un violín, un cello y un contrabajo. Es una danza a ritmo de vals con un fragmento de compases en el que el violín interpreta la parte más romántica y emotiva, y es el momento en que él se siente trasladado a ese "lejano universo" de la noche anterior.

Sophie, acostumbraba a pasar sus lánguidos y solitarios atardeceres
en este café literario, el "Les Deux Magots", en esta pintura que
un artista quiso pintar para ella en sus buenos tiempos.
"Ballad du París", de Francois Parisi (clic en el título), es otras de las piezas musicales de la BSO de "Midnight in París", film al que ya nos referimos en el post anterior. En cuanto al mensaje que me inspira: "el viajero soñador", después de la fantasía de su recorrido que cree recordar en la pasada noche, algo le dice, al escuchar aquel vals lento, interpretado por un acordeón desde un lejano café, que puede encontrar un final feliz en su viaje. Tal vez, es aquel "Café de Violettes", el que solía frecuentar alguna vez su "amie Sophie", el que aparece al fondo en el óleo de Carlos Aragón; o quizá el "Café Les Deux Magots", refugio de sus atardeceres, y en la que la vemos ahí es esta pintura insertada en este texto, según luego me diría y antes de irse al cielo.

El viajero del relato, después de recorrer las estrechas calles de
un barrio perdido de las escenas de su ensoñación, encuentra un
lugar que identifica, aunque envuelto en esa neblina y lluvioso
atardecer. De pronto, se da cuenta de que ahí mismo, a su
derecha está el "Café Les Deux Magots". (de James Wyeth)
Pero... sigamos, pues continuando con esta pequeña historia que sugiere el entrelineado del libreto, la música nos introduce en un nuevo cuadro del escenario que ya hemos comenzado a contemplar. Así, vagando durante todo un día por calles, bulevares y plazas, sin destino fijo, perdido en aquel barrio casi irreal, el viajero soñador se adentra en una escena, tal vez imaginada hace tiempo, pero que él ya conocía. Y es la Berliner Salonensemble, la orquesta encargada de interpretar una música de otra época, quizá la que aparecía en aquel decorado que escenificaba su sueño, la que nos va a describir en este libreto la estampa que representa cada tema. Las piezas están incluidas en el álbum "Melodisches Intermezzo", del que hemos editado cuatro de ellas en el vídeo que reproduce el enlace (clic en el título del álbum).

El viajero de la noche "se despierta", de pronto, en las cercanías
de un café y en un lugar concurrido por gente... de otra época.

(Pintura del impresionista Konstantin Korovin)
"Andalousia", es el tema que describe el momento en que nuestro viajero de la noche, de vuelta a Montmartre, se despierta en las cercanías de un café, al parecer concurrido por gente que parece... ¿de otra época? ¿o... es que sigue soñando? La música es una evocación a Andalucía y cuando se acerca al café parece que, efectivamente, es una orquesta que recuerda al estilo de aquella lejana época de las pinturas del vídeo. El diálogo está interpretado por el piano, el clarinete, dos violines y el cello. Parece como si todos ellos quisieran enviarle un mensaje al "vagabundo" de nuestro libreto. Es el primero de esos temas del álbum "Meldisches Intermezzo".

El viajero soñador, ahora bajo la lluvia, ve una
sonrisa. Es la de su vieja amiga Sophie. Los dos
se encuentran en aquel lugar, cuando no
pensaban que volverían a verse. Y se abrazan.
(Óleo del bielorruso Leonid Afrémov)
Y de pronto, tras el marco difuminado y lluvioso de aquel boulevard de Montmartre, surge un rayo de esperanza. Algo parece escucharse a lo lejos, quizá demasiado lejos; es el sonido de una sonrisa. Es "Smile", un tema de John Barry para la BSO de "Chaplin". Es un vals convertido en sonrisa; el clásico y nostálgico tema del viejo Charlot, que nos recuerda también una sonrisa que nuestro "viajero soñador" ve en una imagen aún muy distante. No está muy seguro, pero... ¿es la sonrisa de ella? Al menos es la que ve desde los ojos de su fantasía. Sin embargo, cuando se acerca, vislumbra una imagen casi diluida por la lluvia y colores de ensueño, como si de una pintura impresionista se tratara. Y es el instante en que encuentra a su vieja  "amie Sophie",

El tema "Zwei Verlieble in Paris", que interpreta Jeff Conway String Orchestra y el piano de Silvester Stingl, para la BSO de "Dämmerung", describe a dos viajeros de la ilusión, "Dos amantes en Paris" (es el título del tema), Sophie y el nostálgico soñador. Los dos se encuentran después de pensar que jamás volverías a reunirse. Pero no es la relación sentimental entre ellos, la que ensalza aquí la melodía que interpreta el piano y la cuerda, sino la del desafortunado romance de cada uno de los dos amigos, para quienes el destino les arrebató su corazón amado.

Tras su encuentro, el viajero soñador y Sophie, mientras cruzan
sus confidencias, se dejan llevar hasta la música de un lejano
café. (La pintura es un óleo de la rusa Elena Bond)
Vuelve ahora la "Berliner Salonenseble", que se encarga de representar el un escenario, con un guión esta vez más sugerente que encubierto. Y ello, a través de estos tres temas, descritos así en el libreto.

"Kleines Medaillon" (Pequeño medallón", describe cómo esas dos almas viajeras, que disfrutan con su encuentro y se reconfortan mutuamente, acaban contándose sus desdichas, sintiendo como una especie de consuelo cuando revelan mutuamente sus confidencias. El vals les envuelve de forma vaporosa y etérea, casi "amorosa", mientras conversan animosamente. Parece que quien lo interpreta es la misma orquestilla del café que apareció cuando él regresaba de su "ensueño". La música se va acercando, según los dos amigos se aproximan a aquel pequeño café. Se trataba del "Café des Deux Moulins"; un café-braserrie ubicado en Montmartre, cercano al Moulin Rouge y al Moulin de la Galette, y que se hizo famoso en el 2001 porque fue escenario de Amelie, la camarera protagonista del film.


Es el Café les Deux Magots, que él reconoció ver en la primera
escena de su viaje imaginar. Un café que se fue transformando
con un aspecto de cabaret de época, mientras los dos amigos
se fueron acercando al lugar.
Más tarde, Sophie se da cuenta que tiene todavía un secreto que contar a su amigo; pero no es en aquel "Café des Deux Moulins" en donde desea hacerle su confidencia, porque no es allí donde se halla el motivo de tal secreto. Ella sabe muy bien de qué se trata. Pero algo le impide confesarle la verdad, algo se rebela en su interior; quizá no era su deseo llevarle hasta ese otro lugar, porque allí descubriría la presencia de alguien que no quiere que ella vea y que sabe que está allí. Entonces Sophie se da cuenta de su perfidia. Hay un sentimiento que no le deja ser sincera con él, pero también otro más fuerte, el de su lealtad como amiga y que la empuja a llevarle hasta aquel perdido y extraño café, que no era otro que el que creyó reconocer también en su perdido recorrido de aquel extraño amanecer, después de su ensoñación nocturna por las calles de un barrio quizá imaginado y cuyo rótulo luminoso identificaron como "Les Deux Magots", un café literario situado en Saint-Germain-des-Prés, que en su tiempo era frecuentado por Verlaine, Rimbaud o Hemingway, entre otros, pero que ahora aparecía como un "Café chantant", algo así como un cabaret de la época.
El viajero soñador y Sophie, atraídos por la transformación del
café, se acercan hasta su entrada y cuando están dentro se dan
cuenta de que en su interior aparece una escena distinta del
ambiente que creían encontrar. Ahora es algo parecido a un
"café dancing" de "epoque"; unos músicos interpretando unos
valses para unas parejas vestidas de otro tiempo. (Estas

y las de debajo son imágenes del film "Midnight in Paris") 
El mensaje musical del tema "Du, immer wieder du" (Tú, una y otra vez"), otra de las "melodisches intemezzo", nos describe así esta escena. Ciertamente, él no comprende el motivo por el que su amiga Sophie tiene la intención de llevarle hasta aquel café, desde el que se escucha ahora este vals, el que toca aquella orquesta de "otra época". Pero es ahora, cuando está casi en la puerta del café, en el momento en que un viejo piano y los nostálgicos violines cobran cada vez más intensidad, cuando el viajero soñador empieza a sentir una especie de inquietud, algo así como una ansiedad por llegar cuanto antes al lugar. Él y Sophie pasan por fin al interior de lo que ahora parece como un salón de baile y se dan cuenta, sorprendidos, que el rótulo luminoso que aparece en el fondo lleva el nombre de "La fleur de la nuit" (aquel cabaret... de entonces). Es una especia de pequeño teatro, la orquesta al fondo, delante una pista en la que bailan varias parejas, y las mesas alrededor.


La pequeña orquesta envuelve con su música de otra época el
ambiente del café. Él y Sophie se dejan llevar por el vals
Él y Sophie, ya dentro de la sala, quizá sin darse cuenta, se abrazan para bailar aquel vals y se dejan llevar por la música y por la magia del ambiente. Sin embargo, él ya no repara en los músicos ni en la gente que llena el café y solo se fija en una imagen que cree ver al fondo del café. No está seguro, porque las luces del escenario le deslumbran y la música le aturde. Sin embargo, algo sucede, pues en tanto que él se acerca, la imagen que parece haber reconocido también se aproxima a él. Y sucede el milagro. ¡Es ella! ¡Es la dama de su cuento! ¡Es... "la fleur de la nuit"! La creía haber perdido, porque siempre desaparecía en la fantasía de esos relatos de "La música más hermosa del mundo", entre los que la había intentado encontrar en la magia de un lugar llamado "Café de París".


Es el extraño ambiente de "época" del café en el que
el "viajero soñador" encuentra a la dama de su cuento

(Fragmento de "The Public Dance" de Jean Beraud)
El tercer tema de la Berliner Salonensemble es "Anette". Comienza la escena que describe la música y es entonces cuando nada les impide ya, ni al soñador ni a la dama soñada, abrazarse, emocionados por haberse vuelto a ver. Saben que, al menos por ese instante en que dure aquel nuevo encuentro, habrán hecho realidad sus sueños. Y también saben que nadie les podrá arrebatar que ese momento ya no se acabe, nunca más. Después se separan y ven a su alrededor una imagen casi como difuminada por la luz y el color que les envuelve. Entonces... se dan cuenta de que no saben si están soñando. Él ya no ve a Sophie; solo una escenografía impresionista que les rodea. Y en el transcurso de la música, los dos se dan cuenta que el piano comienza a improvisar unos compases; y después, el clarinete y el oboe de la orquesta empieza a desgranar las notas de una melodía que conocen muy bien. Su feliz sorpresa se hace mayor cuando escuchan el acordeón que acompaña aquel nuevo "Encuentro en París". Y algo les lleva a unirse de nuevo en un abrazo para bailar aquel vals.


El soñador encuentra a su dama soñada en un retrato, en una de
las paredes del café, y se da cuenta que no era con quien estaba
bailando aquel vals "Anette", sino con su amiga... "la dama" 
El soñador y la dama soñada siguen bailando, y bailando el vals de Anetteel vals de "La fleur de la nuit"hasta que se sumergen en el final de la ensoñación de aquel cuento, de un desenlace que nunca se había cumplido, y que esta vez aún no saben si va a cumplirse. Porque... algo ocurre, cuando el soñador parece despertarse y se da cuenta que en el rincón de un reservado de aquel café encuentra sobre una columna un retrato de su dama. Sí, es ella, la ha reconocido. Y ahora recuerda que era con Sophie con quien estaba abrazado, bailando aquel vals. Todavía no puede distinguir entre la imagen de la dama de su cuento y Sophie. Luego se acerca y ve que es ésta: "la fleur de la nuit".
   
El viajero soñador y su amiga Sophie salen del café, en el que en
interior reconocieron como "Le fleur de la nuit" y ahora vuelve a
aparecer en su rótulo "Les Deux Magots" y el mismo ambiente
del exterior que encontraron cuando llegaron.
Y el último homenaje de esa semi-oculta historia que describe la música y su libreto es, precisamente, otra versión del "Encuentro en el Sena", tema insignia que da sinfonía y color a la obra "La música más hermosa del mundo". Y es "Anette", una curiosa versión que interpreta la Jeff Conway String Orchestra y acompaña el piano de Silvester Stigl, remasterizado y editado sobre el "Anette" original de Jan Holland, con su acordeón; tema que sirvió para la BSO de "Dammërung". La música sirve de evocación del escenario que representa aquel encuentro imaginado del viejo soñador con su dama soñada, y que buscaba en aquel viaje.

Quizá sea el hada vestida de blanco, aquella perdida
en un cuento. La música que envuelve los sueños,
que está ahí en los recuerdos.

Dejamos aquí la sugerencia y el guiño de ese cuento que aparece en este libreto, y terminamos así el playlist de temas con uno muy emotivo del maestro Georges Delerue, especialmente nostálgico, sinfónicamente melancólico, quizá una conclusión musical que, como su título "End credits", viene a decir:

"No temas volar sobre el viento
ni dejes pintar sobre azul
la música que envuelve tus sueños;
pues siempre estará en tu recuerdo
la magia y el color de sus alas,
de un hada vestida de blanco
aquella perdida en tu cuento"


Y quedamos también, tras el mensaje simbólico de estos versos, la sugerencia y el guiño de ese minicuento relatado en el libreto de los temas que anteceden, y que también los envuelve y les das color la música de este tema. Porque el guiño entre "el soñador y Sophie"  es una relación metafórica en la que "el personaje, un viajero de su propia vida, busca la esperanza para ver la realidad de su ilusión. Y aunque encuentra esa esperanza, pues ella es Sophie, en su deseo de recrear su fantasía, solo descubre que lo que ve es el destello de sus sueños". Afortunadamente, al menos, al final... le queda la esperanza para continuar el júbilo de su viaje.


"El tiempo transcurre y las escenas de la vida pasan, algunas dejan
marcas imborrables; incluso hay escenas que determinan destinos
inmutables. Es la música, la que las envuelve de aromas y
colores, de nostalgias y recuerdos con sabores
Константин Разумов (Konstantin Razumov)
"End credits", del citado compositor Delerue, es la música final de la BSO de "Memories of me" (No somos perfectos, ni falta que hace); magnífica música de cine para una película mediocre, por cierto. La versión más melódica, editado en un tema más extendido, ya formó parte del "Volumen 10" en el post anterior. Lo he incluido aquí, lo mismo que en el volumen anterior, como homenaje a ese tiempo que pasa, deja marcas imborrables y destinos inmutables en la vida, a propósito de la referencia a la metáfora de ese viaje que hacemos a lo largo de esa vida, quizá en su última etapa, tal vez en la más dorada de su recorrido, y al que me refería al inicio de esta crónica literario-musical.


Es "La Belle Dame de La Seine", puede que la misma que dio vida "La
modiste sur les Champs Elysees", de Jean Beraud (es un detalle de
su pintura). Es una de las escenas que recuperamos "rebobinando"
nuestro "visor de antigüedades", para encontrar, tal vez, aquella
dama soñada. Es quizá el montaje de nuestra propia ensoñación.
Y ello, nos recuerda que "hay relojes que marcan las horas de un instante en el que se puede recrear una vida entera". La música, además, me devuelve aquel pensamiento que tuve una vez: "Sería fantástico poder burlar el tiempo, rebobinando las escenas más desafortunadas de nuestra vida, dando marcha atrás al reloj, para mejorarlas o cambiarlas". Aunque, sin duda, también "sería fantástico poder hacer un "montaje", no solo temporal, sino con los destinos que "el gran reloj" de la vida marcó para cada uno de nosotros". Y quizá, lo que ocurre es, como también dije", "el tiempo no es decidido, no suena su campana, pues el destino lo ve vasar y si éste está con nosotros, lo pone a nuestro lado, puede que para protegernos y cuidar de nuestros sueños".


Lo cierto es que, y ya para terminar, "debemos sonreír al mundo, pero desde el corazón, aunque lo veamos tenebroso e indiferente, porque así podremos seducirle y tal vez -solo tal vez- él nos sonreirá también".


Un hada sobre las blancas nubes, quizá Sophie, vestida de la joven
que era allá decenas de años atrás, en sepia y desde el azul del cielo,
busca hacer realidad un sueño. Aunque parece impedir que "el viajero
soñador" encuentre a su dama. Sin embargo, "la dama soñada" es el
destello de la noche, y su "Smile" aparece mágicamente en la fantasía
de las calles de París y allí, en la pintura de Jean Beraud, y en aquel
retrato, en "La fleur de la nuit", en donde finalmente se desvaneció.
Puede que no lo parezca ¿o si?, pero... ¿no es la misma dama, la del
cuadro de Beraud y esta imagen sobre el texto? No importa el paso
del tiempo entre una y otra escena; en la imaginación... todo vale.
ACLARACIONES PARA EL LECTOR: Se dice que casi todos los escritores deben enfrentarse a diario a una barrera de temores. Unas veces, porque lo que se narra puede aludir a quienes se sienten identificados con el personaje; otras, porque se describe a un personaje en primera persona, con tal afinidad al perfil del autor, con tal parecido, que puede asemejarse uno y otro, como la misma persona.

Por tanto, ni las imágenes insertadas en este post y en otros, ni los detalles descritos en la narración deben confundir al lector. El contenido de los libretos debe entenderse, por consiguiente, como producto de la ficción que la imaginación del autor ha vertido en la obra, inspirado por la música o por su propia ensoñación. Y son, en todo caso, licencias del autor. Porque, en la literatura... "todo vale". De todas formas… nunca se sabe... quizá el teatro de la imaginación… a veces, se desarrolla a partir de los instantes reales y de las escenas que transcurrieron en el tiempo. A veces, la ilusión de ciertos personajes son creados de la propia realidad... a veces.


Ángel González "Rusty Andecor"