domingo, 11 de junio de 2017

Nuestros sueños... pueden realizarse, aunque solo sea en ese mágico y maravilloso universo de los sueños

"Tristeza... su música tan bella y sugerente, me alboroza
y me llena en mis oídos, y me turba los secretos de

mi mente". (De pintor desconocido)
"La tristeza y la música del alma"
  
"Tristeza,
tú me embriagas y me turbas con tu hechizo
y desgarras con tu espada mis sentidos,
y acaricias con tu sombra mi amargura,
pero alivias el compás de mis latidos.
  
Tristeza,
me la ofreces con la flor de una sonrisa,
me regalas los colores del olvido,
y acaricias mi semblante con tu brisa
y su música, tan bella y sugerente,
me alboroza y me llena en mis oídos".
  
(Rusty Andecor)
      
"La música es la brisa, es el llanto y la sonrisa de ese espíritu
que penetra en nuestra vida y la convierte en una
hermosa nostalgia" (De pintor desconocido)
Hace tiempo que supe que la tristeza "no es tan triste", ni es tan sombría, ni tan gélida, porque la envuelve la calidez de la música y la luz de la soledad. La tristeza es inquietante y turbadora, amarga y cruel, pero puedo encontrar en ella su consuelo, el de su caricia en el alma, el de su abrazo en los recuerdos, los que mitigan el desencanto del olvido. Y en esa caricia, y en ese abrazo, nunca está ausente la música. La música es la brisa y la sonrisa de ese espíritu que penetra en nuestra vida y la convierte en una hermosa nostalgia. Edward Bulwer Lytton, el poeta y novelista inglés, decía: "La música, una vez admitida en el alma, se convierte en una especie de espíritu, y nunca muere".
  
A veces, de la música, solo es preciso que suene en el
alma, en el teatro de nuestra imaginación. (Representa
"el ángel de la música y las flores", autor desconocido)
Lo cierto es que, y estoy convencido de ello, si no hubiera música, habría que inventarla. Por la misma razón que si no hubiera poesía, ni existiera literatura, igualmente tendríamos que crearla. Fue la joven cantante del pop Taylor Swift quien dijo "Las personas no siempre han estado allí para mí, en cambio la música sí"; es como si no concibiera el mundo sin música, como si fuera más importante que la aparición de las personas que esperas. Incluso, el físico Albert Einstein añadía "... a menudo pienso en música, vivo mis ensueños en música, veo mi vida en términos de música". Y es que... ciertamente, a veces la música no hace falta que suene a través de los decibelios que miden el sonido; solo es preciso que suene en el alma, en el teatro de nuestra imaginación, como sonaba en los pensamientos de Einstein, en la mente de Taylor Swift o en mis propios ensueños. 
  
 La música debería vivir en nuestra imaginación si necesitamos
recrear escenarios en el universo de nuestra fantasía.

Sin embargo, la música por sí sola no sirve, no enriquece nuestros anhelos como para complacernos con su belleza, ni es suficiente como para gratificar nuestros sentidos, aún con la caricia de su sinfonía o de su canción, aún sintiendo la sutileza del violín, del roce triste del cello o de las notas vehementes del piano . Es necesario que la música viva en nuestra imaginación, o que ésta se pueble de momentos musicales, sobre todo cuando necesitemos recrear escenarios en ese universo imaginativo. Solo así nos sentiremos embriagados de goce y satisfacción, complacidos emocionalmente, plenos y encantados.
  
La composición original da carácter y argumento al film para el
que se creó la banda sonora. Es nuestra propia inspiración, la
que ha de servir poner música en nuestra película y ensueño.
Por otra parte, creo que la música que sentimos en el alma y la que escuchamos en nuestra imaginación, a menudo es el lenguaje que deseamos transmitir cuando deseamos que alguien capte nuestro mensaje, el que contiene esa música que está dentro de nosotros. Y no siempre es la originalidad del carácter de la partitura, ni de su contenido o argumento, lo que nos interesa escenificar o transmitir de la composición musical o de su fragmento. Lo que más nos interesa de esa música es nuestra inspiración al escucharla y al evocar su escenario, el que representa lo que imaginamos. Esa es, precisamente esa, "la música más hermosa del mundo", la que he ido recuperando y enmarcando, dibujando y coloreando, visionando y escenificando, y ello a lo largo de la historia de esta crónica literario-musical.
  
Es la imagen icono de "La La Land", la foto de cartel del film,
que representa el sueño de Mia y Sebastian
Evidentemente, esto ya no es un capítulo más del álbum literario, ni es una recapitulación musical que pueda servir de colofón, como fue el post anteriormente publicado. Quizá, y ya que se trata de música, como ocurre en los grandes conciertos, pueda servir de "bis reflexivo", y para el que no estaría de más dedicarle, mejor a ese mensaje oculto y entrelineado que aparece en el transcurso de la totalidad de la obra, la música romántica y emotiva extraída de la banda sonora "La La Land Original Motion Picture", la que pertenece al exitoso film musical "La ciudad de las estrellas". Del Sountrack, de la totalidad de esa banda sonora, "City of Stars´ (Duet ft. Ryan Gosling, Emma Stone)" es el tema principal de la película (clic título), que escuchamos y comprobamos una íntima pero espléndida interpretación vocal, acompañada al piano, y que hacen los propios Ryan y Emma. Más emotiva es aún la misma la versión musical en "Official Clip - City of Stars" (clic), en que se escenifica la actuación romántica de la pareja.
Es otra de las imágenes del film que representa la belleza de
una historia de amor surgida en medio de un romanticismo
creíble y que culmina en la apoteosis nostálgica de una
feliz ensoñación.
"La ciudad de las estrellas (La La Land)" es una comedia romántica en clave musical, producción norteamericana del 2016, dirigida por Damien Chazelle, también guionista, y protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling. La música es del joven compositor Justin Hurwitz, quien colabora estrechamente con el guón de Chazelle adaptando las diferentes partituras del film. Hay que decir que obtuvo 6 Oscar, 7 Globos de Oro, 5 BAFTA, entre otros muchos premios. Y hay que resaltar, sobre todo, que la fuerza musical de la película equilibra a la perfección su composición con la historia de amor que se cuenta, entre un romanticismo creíble y una nota nostálgica que parece penetrar en nuestras propias historias personales.
  
Es la sorpresa de ella, porque... no sabe si estará despierta o
estará soñando. Surge un encuentro que solo imaginaba en
sueños. Es la misma sorpresa que a cada uno de nosotros
pueda reservarnos el destino, aunque solo sea en sueños.
En cuanto al argumento de la película, entrando más en su sinopsis, encontramos la clásica pareja de jóvenes que se encuentran y se enamoran; ella una insignificante camarera que aspira a ser actriz algún día, él un insignificante pianista de jazz que toca en tugurios, ambos dispuestos a dejarse llevar por su ambición para llegar a la cima de sus carreras artísticas. El caso es que, visto así... no es lo que se supone para el desenlace de la típica comedia romántica americana. No lo es, como no es esa "película" real de cada uno de nosotros. Sin embargo, y eso es lo más impresionante del film, lo más conmovedor de ese desenlace, pues el buen final está quizá en aquello que puede cumplirse... aunque solo sea en los sueños, el deseo que vemos realizado en la más hermosa parte de la trama representada, aunque solo sea ficción.
  
Es el sentimiento de él; se lo transmite a ella mediante la
poesía de su música, nostálgica, quizá triste y resignada,
aunque esperanzada de ilusión, aún en sueños.
Y es tal y como el feliz destino de nuestras vidas, en cómo imaginamos ese deseo que tanto anhelamos se cumpla; porque... no es tan difícil, al fin y al cabo la vida es también una película y siempre podremos imaginar el mejor desenlace: el final feliz. De alguna forma, es lo que yo he querido hacer en la historia que contenía el libreto musical de toda esta obra; unas veces salpicada de tristezas, desconsuelos y desengaños; otras aliviada de ilusiones y esperanzas, de instantes complacientes y encuentros gozosos. Y si los sueños no podían cumplirse en la realidad, al menos, sí podían realizarse en ese maravilloso universo de los sueños.
  
Hay momentos pletóricos en la vida que llegan desde la ilusión y el deseo
de que se cumplan los sueños, aunque sólo se cumplan en... los sueños.
Mia y Sebastian ven cumplido su sueño, no importa que sea en sueños.
Hay títulos en la partitura de la música del film que destacan por la forma en que, a través de las notas nostálgicas del piano y la pasión arrolladora con que las envuelve la orquesta, sugiere el mensaje del sentimiento de los personajes que protagonizan la película. Es el tema "Mia & Sebastian´sTheme (Late for the date)" el que describe la intensidad de esas emociones de la pareja. Como emotiva es la escena que contiene ese movieclip titulado "Mia & Sebastian´s theme - La La Land Soundtrack" y en el que vemos a Sebastian interpretando al piano.
  
Desde ese marco casi difuminado que nos trae la música, nos llega
la inspiración para recrear nuestro propio escenario imaginativo.
En definitiva, tanto el tema principal del film como el "love theme" anterior, el que describe su instante más romántico, son dos partituras musicales que nos transmiten y nos llevan a nuestra particular inspiración, según el escenario que esa música ha creado en la dimensión imaginativa de cada uno de nosotros, y ello si añadimos la influencia del sentimiento conmovedor que nos produce el ver y contemplar las escenas más representativas de la película.
  
Aquel "Volumen 1" del álbum, con su libreto oculto y
su crónica ausente, encubría una dama que nunca
mostraba su rostro. Sólo su música la delataba.
Sólo "el cello de su corazón" nos revelaba su
identidad: "La dama del vestido blanco"
Lo cierto es que este guiño musical, después de terminada la obra con su literatura y la ilustración de su "banda sonora", no solo pretende ser un mensaje a toda esa parte del libreto encubierto y entrelineado, bajo -eso sí- la sugerencias de sus imágenes, sino que es también una respuesta a la primera parte del álbum "La música más hermosa del mundo", a esos dos volúmenes con temas musicales que no incluían crónica alguna. Toda aquella música de "La calle del adiós", "En algún lugar del tiempo", "Mensaje en una botella", "La caja de las sorpresas", "Charade" (clic títulos) y muchas más; toda ella está repleta de escenarios de ilusión, de sueños, que parece que no pueden cumplirse. Sin embargo, es ese desenlace feliz del film antes comentado, aunque en clave de ensoñación, el que nos sirve ahora como mensaje para ilustrar ese primer playlist, ausente de libreto y comentario, y darnos la respuesta que necesitábamos conocer. Y es que... "todos nuestros deseos se pueden cumplir, si guiamos nuestra mente y hacemos funcionar la imaginación, porque todo es posible en los sueños". Y no cabe duda de que...  "siempre podemos escribir un final feliz en nuestra ensoñación".
  
Es una de esas escenas de fondo en donde podía surgir aquella
dama "vestida de ensoñación", buscando su cuento, y entre los
atardeceres de las calles envueltas en bruma de París.
Como ilustración para describir ese escenario que nos reclaman nuestros deseos, al menos para imaginarlo en nuestro mágico universo de los sueños, he escogido dos temas. El primero pertenece a una vieja banda sonora; la de "The Pink Panther", de Henry Mancini, de allá de 1963. Su título es "The Shadows of Paris" y es una réplica a la música que este mismo compositor le puso a otros films de la época; temas como "The Lonely Princess", "Nothing to lose", "Alone in Paris", "Crazy World" "Bateau Mouche"del citado Mancini, y algunos más en ese Volumen 1, son muestras de aquel mensaje encubierto en el álbum y que ahora con "La sombra de París", del citado Mancini, y algunos más en ese Volumen 1, son muestras de aquel mensaje encubierto en el álbum y que ahora con "La sombra de París", tema que no se incluyó en su día, puede que nos venga a describir aquella etérea imagen de una dama vestida de un sueño, perdida en un paisaje nocturno de París en busca de su cuento, puede que para colarse en la imaginación... tal vez... del autor de este libreto y su trama musical. (Por cierto, no sé si alguien puede adivinar... hay una nueva voz sobre los coros de esta versión del tema).
  
Hay escenarios animados desde la ilusión; los recreamos con la
música y con la imaginación; es la película de nuestra vida, la
que vemos en nuestros sueños y que deseamos en lo más hondo
de nuestro corazón. (Es una escena que viven los protagonistas
al final del film, aunque solo es en... su ensoñación. Clic).
El otro tema es una versión Music Box del love theme de "La La Land": "Mia & Sebastian´s Theme - Celesta". Es fácil entender cómo la música interpretada con un celeste nos describe en clave de ensueños la escena del final de la película, pero también el propio escenario tan deseado para el final de esta obra que, más que "la música más hermosa...", podría llamarse "el sueño más hermoso del mundo". Hay una escena impresionante y conmovedora, cuando se produce "el encuentro de Mia y Sebastian"; yo la he editado en ese vídeo (clic en el título), pero con un montaje de sonido grabando la versión del love theme instrumentado en celeste. El tema "The end scene - La La Land" visiona los últimos 5 minutos del film y contiene la secuencia del sueño deseado, el que se cumple... en los sueños.
  
Supongo que los sueños son patrimonio de todo ser humano, pues
incluso ese niño (por cierto, era mi hijo Ángel), ahí junto a su
"blanco corcel", parece que espera a que alguien le lleve al
lugar en donde sabe que allí está el paraíso de su ilusión,
quizá porque él también cree en "la belleza de los sueños".
Bueno... pues... empezamos con la flor de la tristeza , tan turbadora y amarga, tan nostálgica y bella, y con el arrullo y la caricia de su música. Y terminamos con los sueños, los que están en el deseo, en la esperanza, y se cumplen en la ilusión y en el teatro hermoso y fascinante de la magia de la imaginación. Así que... no olvidemos que ahí está parte de la clave de nuestro buen futuro, en los sueños, aunque no se cumplan. Es un tópico y lo he dicho mil veces, aquella cita de Eleanor Roosevelt: "El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños". Pienso que "si no tienes sueños, si no sonríes a la ilusión de su deseo o a creer que alguno pueda cumplirse, es que estás muerto". Y recapitulando todo el contenido de esta obra literaria, su ilustración de imágenes y su muestra musical, creo que toda ella está salpicada de ilusión y rebosante de sueños. Por eso, he querido hacer hoy un guiño reflexivo en esta última publicación en que la música ha vuelto a ser protagonista en poner su mensaje y sugerir su inspiración. 
  
La música es también la vehemencia, la pasión y el delirio, desde
la interpretación de la partitura hasta la turbación del alma,
cuando su expresión consigue penetrar en ella toda la fuerza de
los sentimientos. Y es el mejor pasaje y el mejor transporte

para llegar, en la mejor inspiración, al universo de los sueños.
La música... ya se sabe... "es la fragancia para nuestros oídos y el aroma para el alma". La música nos lleva al consuelo del espíritu exhausto, en el rincón más alejado de la incomprensión y de la perfidia del mundo. La música nos guarece de la oscuridad de la miseria humana. Pero también, la música nos regala el perfume más penetrante, aunque el más delicado, para encontrar la mejor inspiración en nuestro universo de los sueños. Solo faltaba encontrar un grado más alto en la plasticidad de ese marco pictórico y tan impresionante que ofrece la música, en la fuerza expresiva de su poder emotivo y escénico. Ciertamente, ese nivel de inspiración y de belleza lo había encontrado en... "La música más hermosa del mundo"Y solo faltaba una pequeña muestra de una música tan hermosa. Por eso, nada mejor que la interpretación de Carlos González (mi sobrino Carlos que ya intervino en esta obra con algún tema) para poner la guinda más bella y romántica de esa música, y precisamente con un tema del compositor González Zubieta titulado "Aracoeli" (clic en el título).
  
El "Café de París" es el universo en el que guardamos la locura
de nuestras ilusiones y la nostalgia de los sueños. Es un lugar
mágico que está en cualquier lugar y en cualquier momento
en donde buscamos un poco, solo un poco, de felicidad.
Y ya se sabe... el mundo está loco; siempre lo estuvo. Pero... hay una locura hermosa, que nos hace feliz, siempre nos hizo feliz. Quizá... es la locura de los sueños, en donde casi todos los deseos se cumplen. Casi todos. Porque si hay ilusiones que no se pueden realizar, siempre nos queda... "el Café de París". Algo de sus colores nocturnos, de esa mágica música y de aquella romántica escena en una calle perdida de París, podemos ver al final del vídeo, mientras escuchamos esta hermosa música: "Crazy World"El tema pertenece a la banda sonora de "Victor Victoria", de Henry Mancini. (Clic en el título). Precisamente, su título y su mensaje musical nos sugiere que... el mundo está loco; pero está loco porque, cada uno de nosotros, de los que poblamos ese mundo, buscamos en todas partes y en todo momento... un poco de felicidad.

Ángel González "Rusty Andecor"

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